¡Verdaderamente a Resucitado el Señor!, ¡Aleluya, Aleluya!
Junto a la comunidad parroquial del Rosario de Pompeya nuestra comunidad escolar celebró, en la capilla del Colegio, la Vigilia Pascual. Esta celebración nos recuerda a todos y cada uno el sentido último de la Fe: Cristo ha vuelto a la vida y ha triunfado sobre la muerte y el pecado. Y, con ello, abre las puertas del cielo para que todo aquel que quiera, pueda participar de la vida divina.
En la misa del sábado por la noche fue encendido uno de los símbolos más elocuentes de esa victoria de la que estamos hablando: el Cirio Pascual. El cual nos recuerda que fue el mismo Señor Jesucristo quién nos dijo: “Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida”.
La luz que viene con la resurrección ilumina todo rincón oscuro del alma, y las cosas cobran su justa dimensión y la vida su sentido real. Incluso el dolor, la enfermedad, la limitación o el sufrimiento adquieren sentido desde la fe y son animados por la esperanza, “Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados y yo les daré descanso”, nos dice el Señor.
¡Este es un día de fiesta! Es un día de gozo, el sepulcro está vacío y vuelve la paz que tanto hemos buscado. Hemos sido rescatados; y por fin ha llegado el momento de testificar el don recibido gratuitamente con una vida cristiana coherente y verdadera. Que la Victoria de la Vida sobre la muerte nos permita vivir plena y realmente el “amor misericordioso” como hombres y mujeres resucitados en Cristo Jesús.
¡Cristo ha resucitado, aleluya!
¡Feliz Pascua de Resurrección, aleluya!